Hace unos días Pau
nos paso una web interesante de la que podemos sacar artículos para
el blog.
Se llama "La
mente es maravillosa" y de allí nos parecía una entrada
interesante para el blog haber que os parece.
Seguramente has
escuchado miles de veces que es necesario aprender a valorarse. Si
las circunstancias de tu vida han sido favorables, probablemente no
tienes problemas ni para darte ese valor, ni para comprender cómo se
manifiesta esto en la práctica. Pero si, en cambio, has pasado por
experiencias que te han hecho dudar de tu valía, quizás no sabes
qué hacer para revertir esto.
Aprender a valorarse
significa encontrar la vía para ver, asimilar e incorporar la idea
de que eres un ser humano que merece tanto como cualquier otro. Que
no estás por debajo de nadie, en términos de valor, y que eres tan
capaz como los demás de conseguir lo que te propones. Así mismo,
que no necesitas de mecanismos y estrategias para ocultarte,
defenderte o confrontarte con los otros para proteger tu valía.
“Tú mismo, así
como cualquier otro en el universo entero, mereces tu amor y afecto”.
-Buda-
No es nada fácil
transitar desde una autoestima pobre a una fortalecida. Demanda
tiempo, esfuerzo y paciencia. Lo bueno es que sí puede lograrse. No
es que se pueda llegar a un punto en el que exista una total
complacencia con lo que uno es y ha sido. Tampoco que se llegue a un
nivel en el que no existan dudas. De lo que se trata es de reparar
algunos aspectos para que la falta de autovaloración no entorpezca
nuestra vida. Y estas son tres de esas claves para aprender a
valorarse.
1. Ser uno mismo:
una clave para aprender a valorarse
La frase “Sé tú
mismo” no es nada original. Porque ¿cómo se logra? ¿cómo
podemos conectar con nuestro interior para mostrarnos tal y como
somos? Lo que buscamos no es darte una fórmula mágica, ni engañarte
creando falsos optimismos. En realidad, ser uno mismo no es nada
fácil, sobre todo cuando se han vivido experiencias en las que la
única forma de sobrevivir ha sido precisamente la de dejar de ser
uno mismo. Los entornos muy restrictivos buscan eso: quebrar nuestra
voluntad de ser.
Cuando, por ejemplo,
se ha crecido o se ha estado mucho tiempo en un ambiente que es
excesivamente crítico, no es fácil cultivar la autoconfianza.
Tampoco, por supuesto, aprender a valorarse. Todo lo contrario. Lo
que tienes metido en tu cabeza es que lo que eres no vale o vale
poco. Por eso hay que negarlo o minimizarlo.
La única manera de
comenzar a ser uno mismo es dejándose ser. Dicho de otro modo: ayuda
mucho dejar de pensar tanto antes de actuar. Antes de hablar. Ya
tienes instalado el chip que te dice: “Espera, no hagas”. O
“Espera, no hables”. Así que lo indicado es no hacerle caso a
esa vocecita. Tomar el riesgo de hacer las cosas sin meditar tanto.
De hablar dejando que fluya todo como va llegando. Comienza por
situaciones poco comprometedoras y avanza. No se logra nada si no
eres constante en esto.
2. Enfrenta el
miedo, sobre todo al fracaso
El fracaso es un
concepto sobredimensionado, especialmente entre quienes no saben cómo
aprender a valorarse. Si lo miramos con detenimiento, todos los seres
humanos contamos por miles las equivocaciones y solo podemos
jactarnos de unos cuantos aciertos trascendentales.
El error y el
fracaso son el pan de cada día. Hay tanta obsesión por el éxito en
la actualidad, que muchos terminan desarrollando pánico frente al
fracaso. Se olvidan de que solamente de forma excepcional y muy
extraña, un gran triunfo no está precedido de incontables intentos
fallidos.
Si te dejas invadir
por los miedos, en especial por el miedo a fracasar, es imposible
aprender a valorarse. Cuando uno debe destacar sus más grandes
virtudes es precisamente en el fracaso, no en los momentos de éxito.
3. Acepta los
límites, sin quejas
Nada mejor para
aprender a valorarse que ser humilde. La humildad no es agachar la
cabeza frente a todo, sino entender lo vulnerable de la condición
humana. También aceptar que somos parte de esa humanidad, llena de
errores, carencias y vacíos. Si tenemos un amor propio fuerte, esto
no nos asusta, ni nos hace sentir inferiores.
Los límites
personales y los límites que impone la realidad existen. Nadie
escapa a ellos. Renegar de estos o de las dificultades que siempre
aparecen en el logro de nuestros propósitos es una actitud que
refleja un narcisismo exagerado. ¿Por qué la realidad iba a darnos
un lugar especial en sus planes de modo que tengamos el camino fácil
para lograr lo que queremos?
Ese narcisismo no es
valorarse en exceso. Más bien es valorarse falsamente. El narcicismo
es mirarse desde fuera y querer admirar lo que se ve. El amor propio
es validar desde dentro, todo lo que somos. Las mejores facetas y las
demás también. No está relacionado con cómo se ve uno desde
fuera, sino con cómo se siente uno desde dentro.
Aprender a valorarse
es una tarea que todos deberíamos emprender. No es una consigna que
está de moda. Buena parte de nuestro bienestar nace de ese
sentimiento de autoaprobación. Si la valoración propia falla, es
hora de hacer un alto y reorientar el camino.
Muy interesante. Siempre va bien reflexionar en estas cosas.
ResponderEliminarGracias al grupo. Pilar Añó
Gracias por valorarlo ya iremos poniendo temas interesantes.
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